A raíz de esta decisión se nos ha llamado idiota, incapaz, cobarde, mentiroso y alguna cosa más. Alguna compañera de trabajo la ha tenido peor y ha sido amenazada hasta con sacrificarla, injustamente además porque tuvo muy poco que ver con la decisión tomada.
Imagino que las personas que han proferido todos esos insultos y amenazas se ven a si mismas como personas perfectamente honestas, correctas y que, después de todo, las personas que ellos consideran malas quedan excluidas del cumplimiento de cualquiera de los 10 mandamientos. Aquello del "amarás a tu prójimo como a ti mismo" o lo del "ama y haz lo que quieras" sólo se lo aplicamos a los son nuestros similares o a los que no conocemos, pero a los que sabemos que son malos, pues nada, ni agua. Con ellos podemos romper todas nuestras reglas éticas y seguir sintiéndonos buenas y honestas personas. Creo que si tuviera que buscar una buena definición de hipocrecía, acá estaríamos al frente de una muy buena. Es posible que con los esclavos de hace 300 años pasaba algo similar.
Siempre podremos encontrar una muy buena razón que nos permita justificar nuestras acciones y romper un poco nuestros códigos de conducta. Ello no los convierte en buenos actos pero lo justifica ante nuestras consciencias.
El segundo elemento importante de este suceso lo comporta lo que entiendo como la irracionalidad sobre los que se sienten dueños de los perros. Por una parte a los perros, que llegan como callejeros a la universidad, algunas personas deciden, sin el consentimiento de o información a la universidad, cuidar a estos animales, en algunos casos sintiéndose dueños pero en ningún caso asumiendo la responsabilidad plena, que implicaría llevarlos para sus casas. Algo así como un acto de caridad y compasión pero no un acto de responsabilidad. La responsabilidad, gústele o no, se la dejan a la universidad. Quizás estos perros estarían más felices si tuvieran un dueño que los recibiera en sus casas y no quien les dé limosnas. En cualquier caso, la universidad, al igual que para tantos otros problemas, tendrá que conseguir una solución adecuada para estos animales en el marco de las leyes y también en el de la compasión y del amor al prójimo.
Oscar Wilde decía: "La Moralidad al igual que el arte, significa dibujar una línea en alguna parte", pareciera que la línea la podemos dibujar más arriba o más abajo dependiendo de nuestras simpatías. En cualquier caso, en mi condición de docente, recomendaría la lectura del artículo Justified Ethicality para entender un poco este comportamiento moral y no dejo de sentir profunda tristeza por el poco capital social y empatía de la Venezuela de nuestro tiempo.
Qué les sea útil,
William Colmenares
Comments
Y ya que tanto le gusta Oscar Wilde, le recuerdo que él una vez escribió "Un hombre que predica moral es, por regla general, un hipócrita".
Que le sea útil.
Y ya que tanto le gusta Oscar Wilde, le recuerdo que él una vez escribió "Un hombre que predica moral es, por regla general, un hipócrita".
Que le sea útil.
Mis disculpas si el comentario pareciera dirigido exclusivamente a la crítica, pero necesitaba un espacio para poner ciertos puntos claros, así como otros se valen de sus espacios para hacer valer los suyos. El desagradable momento también lo pasaron aquellos que tuvieron que correr a buscar y los que se la pasan velando por proteger a estos animalitos, pero no desde una oficina.
Saludos.
Por una parte, sinceramente no puedo entender el proceso de razonamiento de una persona que entiende perfectamente que no puede tener un perro en casa pero que sí lo puede tener en la Universidad. ¿De donde sale esa potestad?, ¿Qué tipo de dueño es ese que no asume la responsabilidad total de lo que dice suyo?
Por otra parte, la Universidad está obligada por norma, a tener un control estricto de animales y cuando decide ejercerlo en esta oportunidad, lo hace a través de oficinas especializadas en el tema, por cierto muy diferente a ejercicios anteriores en los que simplemente se les sacrificaba. ¿Dónde está la maldad?, ¿En que parte se ha sido inhumano?
¿Dónde está la falta de ética?, ¿dónde están esos acuerdos anteriores que Uds. mencionan y que no conocemos? y sobre todo, ¿dónde está el documento que dice que la Universidad ha decidido la adopción de esos perros y por ende asume completamente la responsabilidad sobre ellos? ¿En qué medida me conocen como para decir que tengo miedo de los perros y que actúo en consecuencia? Nada más lejos de la verdad por cierto.
Qué fácil es atacar, como se ha hecho vilmente contra nuestra compañera de trabajo y quien por cierto tuvo muy poco que ver con este asunto. Lo difícil es asumir responsabilidades cabalmente (si quiere un perro adóptelo) y encontrar soluciones sostenibles en el marco de las normas pero también de la compasión y respeto para los perros que van a seguir apareciendo en la Universidad. Cosa que ya estamos haciendo.
Por cierto, lo que dijo completo Oscar Wilde fue "Un hombre que predica moral es, por regla general, un hipócrita y la mujer invariablemente fea". A veces, hasta las personas más inteligentes dicen cosas estúpidas (como casi siempre son las generalizaciones) y en ésta salta a la vista el carácter misógino del personaje.
Por último, podemos someternos, como de hecho ya se ha hecho en el pasado reciente muchaas veces, a cualquier escrutinio que se desee en nuestros comedores. Ellos reciben las mejores evaluaciones una y otra vez de los propios usuarios (tenemos las encuestas que se realizan cada trimestre para probarlo) y de entes externos que nos colocan como ejemplo en ese respecto. Sobre la penosa historia del papel higiénico, lo más triste de todo es que muchas veces hemos utilizado ingresos propios de la Universidad (que deberían usarse sólo para la academia), para paliar la menguada situación a la que nos vemos sometidos año tras año con tan pobres presupuestos.
Gústenos o no, así son las cosas.