Hace poco recibí en el Newsletter de Rob Hatch, socio fundador del Owner Magazine, un correo con una historia poderosa y conmovedora, "Putting Out Fires" (Apagando Fuegos), me hizo pensar mucho en mis hijos y no pude evitar sentirme culpable. Porque, ¿cuántas veces hemos sentido, consiente o inconscientemente, que nuestros hijos no están a la altura de nuestras expectativas? Y es que pareciera que sólo nos fijamos en aquello que nosotros esperamos de ellos y no en lo que ellos quieren ser. ¿Cuánta de esa frustración nuestra les es transmitida como una verdad aprendida sin que ellos tengan siquiera la oportunidad de defenderse? Paradójicamente haciendo daño a los seres más queridos.
Volviendo a la historia, y más allá de las frustradas expectativas, Rob nos propone construir un historia (un cuento) que defienda lo que nuestros hijos son, sus bondades, aquellos rasgos que destacan y los hacen excepcionales, una historia positiva, bonita, una historia que los saque del prejuicio o las generalizaciones y lo convierta de nuevo en un ser humano único y especial.
Lo que digo sobre los hijos, también podríamos aplicarlo a nosotros mismos. Porque de seguro también muchas veces tampoco estamos a la altura de nuestras propias expectativas.
Rob nos dice, correctamente en mi opinión, que las historias dicen más, que pueden cambiar los puntos de vista, entre otras cosas porque estamos genéticamente cableados para que nos gusten. De modo que vamos a hacer más historias, de nosotros y de nuestros seres más queridos. Paremos de vernos a través del cristal de las expectativas frustradas --nuestras o aprendidas de otros-- y hagamos historias para defendernos de ellas.
Que tengan un excelente fin de semana,
William
Volviendo a la historia, y más allá de las frustradas expectativas, Rob nos propone construir un historia (un cuento) que defienda lo que nuestros hijos son, sus bondades, aquellos rasgos que destacan y los hacen excepcionales, una historia positiva, bonita, una historia que los saque del prejuicio o las generalizaciones y lo convierta de nuevo en un ser humano único y especial.
Lo que digo sobre los hijos, también podríamos aplicarlo a nosotros mismos. Porque de seguro también muchas veces tampoco estamos a la altura de nuestras propias expectativas.
Rob nos dice, correctamente en mi opinión, que las historias dicen más, que pueden cambiar los puntos de vista, entre otras cosas porque estamos genéticamente cableados para que nos gusten. De modo que vamos a hacer más historias, de nosotros y de nuestros seres más queridos. Paremos de vernos a través del cristal de las expectativas frustradas --nuestras o aprendidas de otros-- y hagamos historias para defendernos de ellas.
Que tengan un excelente fin de semana,
William
Comments